PEREGRINOS TRUJILLANOS es una colaboración de María José Mateos González
Siempre quise sentir la experiencia del peregrino, de saber si es verdad que el camino de Santiago es tan intenso como muchos cuentan. Y he de decir, que sí. Aunque cada uno lo vive de una manera distinta. La nuestra en concreto, no es por fe ni peregrinaje, sino más bien por turismo e historia.
Nuestro inicio comenzó en Francia, concretamente en Saint-Jean-Pied de Port, un pueblo lleno de encanto con unos paisajes sublimes. Atravesar los Pirineos por donde un día lo hizo Napoleón te hace trasladar al pasado, sentir parte de la historia e imaginar como cabalgando o a pie llegaban hasta Navarra, concretamente a Roncesvalles. En esta aldea recomiendo fielmente escuchar la misa del peregrino, hasta para alguien que no es muy practicante como nosotros el sacerdote te hace sentir en paz, te sumerge en sus palabras y te da fuerzas para continuar el camino ya, que la dureza de llegar a Zubiri vuelve a resentir las piernas. Pero aún queda camino y llegando a Pamplona vuelves a apreciar el poder de la historia, su Ciudadela, envuelve una ciudad llena de secretos y de batallas donde hoy grandes zonas verdes hacen olvidar lo que antaño se vivió ahí.
Continuamos nuestro camino hacia Puente la Reina, lugar emblemático por su puente Románico, arquitectura que nos va a acompañar durante gran parte del camino. Se construyó en el siglo XI para facilitar el paso de peregrinos en dirección a Estella, siguiente destino de nuestro recorrido, donde otra vez nos encontramos un puente, esta vez, Picudo, ya que en su reconstrucción (nos contaron los vecinos) se quedaron cortos de piedra y lo hicieron así impidiendo el paso de coches y obligando al caminante a subir una pequeña pero empinada cuesta hasta llegar a su pico.
Nos llama la atención de esta zona su verdor, sus paisajes, su agua, tan distinto a nuestra tierra y a la vez tan igual. Ya nos vamos acercando a La Rioja pero antes de llegar a Logroño nos detenemos en Los Arcos, un pueblo pequeño, pero con una iglesia Barroca que te hace quedar con la boca abierta cuando la ves. Recomiendo entrar y pasear por su claustro.
Y por fin, llegamos a Logroño. Esta fue nuestra última etapa hasta retomarlo este año, esta vez por ¡Castilla!. ¡ qué diferentes paisajes! Salir de Logroño, no sin antes haber degustado unos buenos callos a la riojana y paseado por su famosa Calle Laurel, nos hizo ver que lo que nos esperaba era muy diferente al paisaje navarro. Recorrimos largos viñedos sin apenas sombra hasta llegar a Nájera, nuestro primer destino de este año. Otra vez nos asombró la arquitectura, su monasterio Santa María la Real donde descansan reyes navarros de cuando esta ciudad pertenecía a este reino. Sus muros guardan grandes historias, por eso, ¡también recomiendo que vayáis!
Las etapas del camino se planifican como uno quiere, nosotros decidimos madrugar, desayunar y andar. Esto nos permitía llegar al destino a la hora de comer para poder degustar sus productos y darnos el gusto después de pasear por las calles y que mejor segunda etapa de este año que llegar a Santo Domingo de la Calzada. Otra vez nos impresiona su catedral, con su curiosidad, es la única en España que alberga animales vivos, en este caso un gallo y una gallina, ( os dejo la tarea de que busquéis la leyenda). Estos animales se cambian cada 15 días y mientras nadie les diga lo contrario las seguirán teniendo allí. También es obligada la visita a la torre, que después de llevar varios kilómetros en lo alto se hace dura.
Y nos vamos para Belorado, ¡el pueblo de las monjas de la discordia! Donde fuimos acogidos
con una familiaridad increíble, pueblo de gente amable y también de historia.
Cada vez son más duros los caminos, no porque sean difíciles, si no por las llanuras tan grandes que no te dejan ver dónde está el fin. Rodeados de trigo y cebada sembrado por todas partes, continuamos nuestra andadura hasta San Juan de Ortega, pueblo pequeño done los hay, pero regido por un monasterio que ocupa casi la totalidad del pueblo. Fundado para la ayuda al peregrino, fue durante años descanso de estos después de haber colmado la cima de Montes de Oca. Allí sus monjes facilitaban el descanso y alimento del peregrino para continuar hacia Burgos.
Después de muchos kilómetros, la entrada a la ciudad no es la más bonita de nuestro recorrido, ya que nos hace atravesar un polígono industrial inmenso y una calle interminable hasta culminar en la estatua del Cid. Personaje emblemático de esta ciudad. ¡Y qué decir de Burgos! Su plaza, sus calles de tapeo y su catedral, joya indiscutible de la ciudad, de estilo Gótico la que hay que dedicar tiempo para visitar todas sus capillas, su claustro y su famoso Papamoscas, que a las doce en punto abre su boca al tiempo que mueve su brazo para accionar el badajo de una campana. Está claro que Burgos merece más tiempo y hemos prometido volver.
Pero hasta que eso ocurra nuestro camino continúa hasta Hornillos del Camino, de nuevo un pueblo muy pequeño dedicado en pleno al peregrino, aquí no me detengo mucho porque poco hay que decir, apenas alcanza los 17 habitantes y salvo su iglesia poco más hay que ver.
Pero el camino nos depara otra sorpresa y es la llegada a Castrojeriz. Cuando apenas faltan unos kilómetros te encuentras el monasterio de San Antón, antiguo hospital de peregrinos y hoy prácticamente en ruinas, allí nos espera un señor con fruta y agua fresca para sofocar al caminante. Increíble obra maestra por la cual debes cruzar para llegar al pueblo, declarado uno de los Pueblos más Bonitos de España. Custodiado por un castillo, hoy en ruinas y por un subsuelo lleno de túneles que comunican toso el pueblo. (reconozco que esto me encantó) ¡soy una apasionada de los túneles!
Y nos quedaba la última etapa de este año, llegar a Fromista, con su canal de Castilla y su iglesia Románica ejemplo en todos los libros de historia San Martín de Tours del siglo XI.
Aquí ponemos fin a esta andadura que retomaremos el año que viene. Henos decidido que sea así, para culminar en Santiago de Compostela, si todo va bien, en 2026.
Esta es la historia de nuestro camino, de dos trujillanos a los que les gusta andar y conocer y que un día decidieron emprender esta aventura. Es verdad que el camino te hace pensar, disfrutar y a veces sufrir, pero es algo que recomiendo hacer. El camino lo haces como quieres y cada uno lo sentirá de una forma distinta, ¡pero engancha! ¡Así que os animo a que lo viváis!
Un saludo peregrinos y ¡BUEN CAMINO!
MARÍA JOSÉ MATEOS GONZÁLEZ