El sermón de la montaña por Carl Heinrich Bloch, 1890.
Son una secta de tendencia judaizante que se extiende por Palestina y Siria. Sus
seguidores fueron los judíos que se convirtieron al Cristianismo
pero quisieron conservar muchas de sus prácticas y tradiciones.
El término ebionitas es una transliteración de un vocablo arameo que significa “hombres pobres” y aparece por primera vez en San Ireneo (Adv. Haer., I, XXVI, 2), pero sin designar un significado.
Orígenes (Contra Celso, II, I; De Princ., IV, I, 22) y Eusebio (Hist. Eccl., III.27) los asocia como a su nombre con la pobreza de su entendimiento, con la pobreza de la Ley a que se aferraban, o con el concepto pobre que tenían sobre Cristo, pero el término podría hacer referencia a que esta comunidad se empobrecía por repartir todo lo que tenía, este era su sentido de comunidad .
Otros escritores, como Tertuliano en De Praescr., XXXIII; De Carne Chr., XIV, 18; San Hipólito (cfr. Pseudo-Tert., Adv. Haer., III, reflejo del perdido Sintagma de Hipólito) y San Epifanio (Haeres., XXX) derivan el nombre de la secta de su fundador, Ebión. Epifanio menciona incluso su lugar de nacimiento, una aldea llamada Cochabe, en el distrito de Basán, y relata que viajó por Asia, y que llegó a visitar Roma.
Entre los estudiosos modernos, Hilgenfeld afirma la historicidad de Ebión, basándose en algunos pasajes atribuidos a Ebión por San Jerónimo (Comm. in Gal., III, 14) y por el autor de una compilación de textos patrísticos contra los monotelitas. Pero no existen sobradas garantías de autenticidad, con lo cual Ebión sería un personaje fabulado para dar consistencia al término ebionita.
Pudiera ser también que el nombre fuera auto-impuesto por los que se decían bienaventurados de ser pobres en espíritu o los que decían seguir el ejemplo de los primeros cristianos en Jerusalén, que pusieron sus bienes al servicio de los Apóstoles.
Decían que Dios había dividido la creación
entre Jesucristo y el demonio, concediéndole a éste último, poder sobre
el mundo; en cambio a Cristo, le correspondía el poder de la eternidad.
Estabanaferrados al monoteísmo estricto y unitario; y sus seguidores promovieron
la estricta observancia de la ley de Moisés, pues era ésta indispensable
para alcanzar la salvación.
Rechazan las enseñanzas de San Pablo, al que acusan de ‘apostata’; y en vista de la dificultad que encontraban por conciliar el unitarismo de Dios con la divinidad de Cristo, se deciden por esta última, por lo cual Cristo sería solamente hombre, un hombre común,
engendrado como cualquiera, puesto que lo creían hijo de José ( o de un soldado romano) y de María, de la
que mayoría de ellos rechazaba su virginidad.
Según los ebionistas, Cristo alcanzó
el carácter de Mesías o ‘Hijo de Dios’ por sus virtudes
‘divinas’ al habérsele unido un ser ‘celestial’, pero negando que
la fe en Él pudiera traer aparejada la salvación.
Rechazaron los escritos del Nuevo Testamento, excepto el evangelio de S. Mateo, negando el versículo 1,13 que hace referencia a la Virgen María; y, guiándose preferentemente por los evangelios apócrifos, ‘Evangelio de los Hebreos’ y el ‘Evangelio de Pedro’.
Estas doctrinas heterodoxas fueron repudiados tanto por el pueblo judío por ‘apóstatas’, como por los cristianos por ‘herejes’.
No han llegado hasta nuestros días escritos de los herejes ebionitas, sus doctrinas se conocen por las referencias hechas por Orígenes y por San Ireneo. La herejía ebionita desapareció en el curso del s. IV.