Papa San Cornelio
Se
conoce así al cisma llevado a cabo en el año 251 por el presbítero
romano, Novaciano; disputa que surge cuando el papa San Cornelio
(251-252) dispuso perdón y readmisión de los que habían apostatado o renegado, durante las
persecuciones, los relapsos de su Fe, siempre que estuvieran dispuestos a cumplir una penitencia.
Novaciano consideró que no podían ser
readmitidos, la iglesia sólo podía formarse de hombres
‘puros y santos’. Su teoría fue condenada en sínodo de 251. Ante lo cual Novaciano y sus
seguidores negaron la autoridad del pontífice legítimo y haciéndose
designar papa en su lugar, con lo que Novaciano pasa a ser anti-papa entre 251-268.
La Iglesia novaciana actuó
en Oriente Próximo principalmente y desaparece definitivamente en el curso del s. VII.
Otro
cisma, de características similares a las del novacianismo, tuvo lugar en
el seno de la iglesia nor-africana. Esta fue encabezada por el presbítero
Novato y Felicísimo. El obispo de Cartago,
Cipriano, dispuso normas similares a las promulgadas por el papa
Cornelio con respecto a la admisión de apostatas y renegados. A diferencia de
los novacianos, Novato y Felicísimo rechazaron la disposición
y reclamaron la supresión de la necesidad del cumplimiento de una
penitencia. Se aliaron a los
novacianos para lograr sus objetivos, pero poco tiempo después
el movimiento se disolvió sin haber conseguido mayores frutos.
San Melecio, patriarca de Antioquía
Otro cisma de las mismas características se produce a inicios del siglo IV, encabezado por el
obispo de Licrópolis Tebaida, Melecio. A causa de las persecuciones
del emperador Diocleciano (243-313), el obispo de Alejandría,
Pedro, no podía ejercer su ministerio y Melecio decidió actuar
en su lugar. Al aminorar el hostigamiento de las autoridades, Pedro pudo
volver a su sede (306) y entre sus primeras decisiones fue la de resolver
la situación de los apóstatas y renegados pero al adoptar medidas
moderadas y conciliatorias para la resolución de la situación, Melecio decidió repudiarlas provocando el cisma y creando nueva iglesia, la ‘Iglesia
de los Mártires’. En el año 308 Melecio fue condenado a trabajos forzados en el exiliopor su actitud de rebeldía; y, al morir el obispo
Pedro (+311), decidió regresar fallecndo poco después.
Con la
aparición de la herejía arriana y encontrándose muy menguadas las
fuerzas de la comunidad fundada por Melecio, decidieron unirse a aquella
para luego desaparecer durante el curso del s. VI.