Monarquianismo
modalista o
patripasianismo es la
herejía modalista que fue difundida por Noeto de Esmirna, Epígono,
Cleómenes, Praxeas y Sabelio principalmente. Ellos rechazaron, aunque con ciertos matices diferenciadores,
el dogma trinitario, considerando que ponía
en peligro la unidad de Dios. Para salvar tal dificultad,
sostuvieron que Dios era una única Persona Divina pero que tenía y actuaba de
diversos ‘modos’ o ‘funciones’ para hacerse entender o conocer por el hombre
y salvarlo.
Noeto de Esmirna predicó principalmente por Asia
Menor y acusó a la Iglesia de ‘dietismo’, entendiendo que ella
defendía la existencia de una doble divinidad, la divinidad del Padre y la divinidad del
Hijo. Esto fue motivo de excomunión en el año 200 de la Iglesia de
Esmirna.
Praxeas, se vanagloriaba de haber confesado su fe en los tiempos de
persecución, teniendo en el período en el que residió en Cartago en Tertuliano
un implacable adversario, hasta el punto que escribió contra Praxeas la obra ‘Adversus Praxeam’; y, como
fruto de su sólida y abrumadora argumentación, Praxeas fue obligado a
retractarse.
Dentro de esta corriente, en el s. III surgieron dos nuevos líderes
del modalismo, Cleómenes y Sabelio de Ptolemaida. Sobresale la figura del último, siendo renovador de las
ideas de sus antecesores. Consideraba, influenciado por el monoteísmo riguroso de los judíos, a Dios como una sustancia
individual y universal, una mónada, eterna y espiritual que se manifestaba
en tres operaciones diversas:
.como Padre creó el mundo,
.como Hijo fue su
redentor y
.como Espíritu Santo obraba en su santificación.
Sus filosofía hacían
emanar de la unidad silenciosa, tranquila y absoluta de Dios, el alma de
Cristo, el Espíritu Santo y también, el alma del hombre y todo el
unvierso.
Papa San Dionisio
Estas doctrinas fueron designada en adelante bajo el nombre
de ‘sabelianismo’ y combatida la herejía por Tertuliano, Eusebio de
Cesarea, San Hipólito y San Hilario de Poitiers; condenado por los papas San Calixto (218-222), San Dionisio (259-268) y
San Felipe I (269-274), para luego extinguirse en el s. V.