Se
conoce como docetismo a la herejía cristológica, de origen gnóstico,
que creía ver la humanidad de
Cristo sólo como una apariencia.
Su etimología viene del griego dókesis; y afirmaban que Jesucristo no había recibido de María nada corpóreo, ya que El
Mesías había asumido en su SER sólo lo que habría
de salvar: el espíritu; y, no la carne, que no podía ser salvada, la carne es perecedera. Esto se contradecciría con pasajes de las Sagradas Escrituras como 1Jn 1,13-14; 1Jn
4,2-3;2Jn 7.
Rechazan la encarnación de Dios y su
sufrimiento, porque lo entendían como un acontecimiento indigno y escandaloso. Este pensamiento estaba en consonancia con el paganismo vigente en la época, que era negadora de toda ‘íntima’ intervención divina en la
historia del hombre, como lo describe S. Pablo en 1 Cor. 1,23-24.
Tertuliano y San Ireneo combaten estas ideas con vehemencia defendiendo la encarnación del Verbo.
El docetismo desapareció en el s. III.