El Encratismo es una herejía
promovida por Julio Cassiano, autor de la obra ‘Según
la Continencia’, y por su discípulo Taciano, siendo este su organizador. Ambos están orientados por el principio gnóstico que identificala materia con el mal, raiz del dualismo gnóstico; y están en la creencia
de la necesidad de luchar contra ella. Ambos profesan un ascetismo riguroso prohibiendo la consumición de vino, así que celebraban la
eucaristía con agua; y también de carne, así como también la ostentación de
riquezas.
Consideran el matrimonio como la exaltación de la materia y por tanto del mal.
Se estima que los Hechos de San Pablo, San Juan y San
Pedro apócrifos fueron escritos por seguidores del encratismo.
Las
diversas posturas que surgieron en el seno de esta filosofía originaron multiples nuevas
sectas, entre las que destaca la de los Severianos,
liderados por un tal Severo, quienes influenciados los ebionitas, rechazaron las epístolas de San Pablo y los Hechos de
los Apóstoles.
Los Continentes
están muy influenciados por el maniqueismo; los Apotácticos o también conocidos como renunciadores, se caracterizaban por llevar una fuertemente ascética vida que exigía la renuncia a todo placer temporal; los Acuarianos
o hidropasianos, cuyo nombre viene de su práctica de celebración de la
Eucaristía sólo con agua; y los Sacóforos,
que se distinguían por la vestimenta que usaban.
Sus principales adversarios fueron Tertuliano,
Epifanio, San Hipólito romano, San Ireneo, Orígenes y Clemente de
Alejandría.
Eustaquio de Sabaste, asceta capadocio, durante el s. IV, dio un nuevo impulso al encratismo, fue condenado en el año 390
por el papa san Siricio (385-398) en el sínodo llevado a cabo en
Sido de Panfilia, para luego desaparecer.