Los mesalianos son un movimiento ascético que nace en el seno de la Iglesia de Siria y se extendido por toda Asia Menor.
Sus seguidores creían y afirmaban que en el hombre, aún después de recibir el bautismo y los demás sacramentos, se mantenía moldeable al accionar del demonio.
Ante esto y como remedio propusieron la renuncia a todos los bienes mundanos, incluso al matrimonio, ante la exigencia de una vida rigurosa, mística y casta.
Son frecuentes los matrimonios ‘espirituales’ celebrados entre ascetas de ambos sexos, una práctica que con el discurso del tiempo cayó en graves abusos.
Adoptaron una postura anti-jerárquica les hacía negar el valor de toda asamblea eclesiástica razón por la cual se negaron a participar en las mismas.
Esta doctrinas fueron condenadas en los sínodos de Gangre (341), Side (383 y 394), Antioquía (390) y en el Concilio Ecuménico de Efeso (431).
El ascetismo promovido por los mesalianos supuso una fuerte influencia en los hombres de la época, entre los que destaca Eusebio de Sebaste, que sería el fundador del eutacianismo. Los mesarianos, para muchos, fueron el origen de la vida monástica en el Medio Oriente; e igualmente tuvieron importante influencia en herejías posteriores, como en los albigenses, cátaros (s. XII) y bogomilos.