Esta herejía
es de origen gnóstico, fue difundida por Marción, oriundo de Sínope, hoy Turquía.
Llega a Roma en el año 139 y decide fundar su propia Iglesia cuando due expulsado de
la comunidad cristiana en al año 144; ya había sido excomulgado por su padre,
que al parecer era obispo de Sínope.
Marción diferenciaba el Dios revelado en el Nuevo Testamento del Dios del Antiguo
Testamento, apareciendo misericordioso y benévolo en el Nuevo Testamento a diferencia del
Dios de Israel del Antiguo Testamento que aparecía como justiciero, señor del mundo que había impuesto la ley y el temor; y consideraba al cristianismo una sustitución del judaísmo, no como su cumplimento.
Negaba que Cristo hubiera nacido de la Virgen María y también negaba su muerte real en la cruz, no había nacido en carne, así que según su opinión carecía de un cuerpo real y sólo era apariencia.
Practican el ascetismo riguroso, prohibió vino y matrimonio.
La herejía fue combatida por San Ireneo, Tertuliano, San Justino, Melitón de Sardes y Teófilo de Antioquía.
Adquiere nuevo impulso de la mano de un discípulo de Marción, Apeles, pero modificó sus doctrinas en algunos aspectos, rechazando el principio dualista del gnosticísmo, también afirmando que la creación había sido obra de un ángel caído y no del Demiurgo e identificaba a éste con el Dios del Antiguo Testamento. Creía en la preexistencia de las almas y estimaba que habían sido encerradas en un cuerpo al ser arrojadas al mundo material, en lo que Cristo constituiría una excepción por su condición celestial, afirmando que no fue Cristo quien estuvo en la Tierra sino su apariencia. El marcionismo se extinguió en el s. V.