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Santiago Apostol







Es en el Antiguo Testamento donde hay que buscar las fuentes documentales que permiten seguir la figura del Apóstol. Santiago el Mayor es hijo del pescador Zebedeo y de María Salomé; y hermano mayor de Juan Evangelista.

Se le da el apelativo Mayor para distinguirlo del homónimo apóstol, hijo de Alfeo y primer obispo de Jerusalén, llamado Menor.

Es uno de los discípulos predilectos del Cristo, con Simón Pedro y el hermano Juan está junto a Jesús en los momentos más significativos. Tanto los Evangelios como los Hechos de los Apóstoles proporcionan datos sobre su vida.

El primer encuentro con el Mesías fue a orillas del Mar de Galilea, donde Santiago y Juan, junto al padre, arreglaban las redes; y los dos hermanos dejaron la barca y a su padre para seguir a Jesús. Mt. 4,21 – Mc. 1,19 – Lc. 6,15.

Se le menciona en la lista de los doce apóstoles donde es apodado, junto a su hermano, “Boanerges”, es decir “Hijos del Trueno”, por el temperamento fogoso e impulsivo. Mt. 10,2 – Mc. 3,17 – Lc. 6,14.

En efecto, mientras acompaña al Nazareno a Jerusalén, le sugiere que invoque del Cielo un fuego que caiga encima de los samaritanos que no les habían acogido y que los abrase, y provoca la indignación de los otros diez discípulos, pidiendo al Maestro la concesión de sentarse con el hermano Juan, el día de la Gloría, uno a Su derecha y el otro a Su izquierda. Lc. 9,54 – Mc. 10, 35 – 41.

Asiste a los milagros de la curación de la suegra de Pedro y de la resurrección de la joven hija de Jairo. Mc. 1.29 – Mc. 5,37 – Lc. 8,51.

En el Monte de los Olivos escucha la predicción de Cristo respecto a la caída de Jerusalén Mc. 13,3.

Solamente Él, Pedro y Juan asisten a la Transfiguración en el monte Tabor y están al lado del Señor en la amarga oración del Getsemani. Mt. 17,1 – Mc. 9,12 – Lc. 9,28 – Mc. 14,33.

Presencia la Ascensión del Cristo y, por último, es decapitado por Herodes Agripa, siendo el primer mártir entre los Apóstoles. Hch. 1,23 y 12,1-2.

Pero en este punto la tradición y las leyendas se encargan de continuar el relato de las vivencias del Apóstol.

Según las indicaciones de Jesucristo, después de su muerte, los Apóstoles viajan a distintas y numerosas regiones del mundo conocido para difundir el Evangelio.




Parece ser que antes de su muerte, Santiago emprendió, aunque con éxito escaso, una obra de evangelización en la península ibérica (entonces colonia de los romanos), cuyo acceso era perfectamente posible, tanto por mar como por tierra.

Respecto a la predicación de Santiago en España no existen pruebas válidas o documentos, excepto unos escasos y débiles testimonios.

Se extiende el deseo de que cada Apóstol descanse allá donde predicó y aparece una tendencia a distribuir de manera equilibrada por todas las regiones del mundo antiguo, en las llamadas “sortes apostólicae”.

Es en el denominado “Breviarium Apostolorum”, que Beda el Venerable recoge en sus escritos ascéticos , el primer texto donde se afirma de forma explícita la presencia de Santiago en España y en el afirmando que Pedro recibió Roma, Andrés la Acaia, Santiago España, Tomás las Indias, Juan Asia, Mateo Macedonia, Felipe las Galias, Bartolomé la actual Turquía y Simón Egipto.

Hay otros textos como el Beato de Liebana, que hablan de su actividad en tierras hispanas, pero la ciencia histórica no ha confirmado ni lugares ni leyendas.

La leyenda cuenta que durante su predicación Santiago recibió a orillas del Ebro la visita de la Virgen que paraceción sobre un pilar o columna estando rodeada por un coro de Ángeles.

La Virgen, que en aquel tiempo seguía viviendo en Palestina, supuestamente se apareción en la columnita de piedra o “Pilar” que todavía se conserva en la Basílica de Zaragoza; y otra de las apariciones de la Virgen tuvo lugar en Muxía, en la Costa da Morte gallega, donde hoy se encuentra el Santuario de la Virgen de la Barca; y cuenta la tradición que, para encontrarse con Santiago, María llegó a la costa navegando sobre una embarcación de piedra. Cerca del Santuario están la quilla del barco, una losa denominada Pedra d’Abalar que, según la tradición, se mueve solo si el que sube encima es totalmente puro y limpio de pecados; y la vela, a la que se denomina Pedra dos Cadrises, que cura definitivamente los dolores lumbares a quien pasa por debajo de ella.

Tras su estancia en España Santiago vuelve a Jerusalén, donde, como dice la Leyenda Dorada de Jacobo de Voragine, sigue intensamente con su obra de evangelización. Por aquel entonces vivía entonces en Jerusalén un mago de nombre Hermógenes, cómplice de los fariseos, que quiso poner a prueba a Santiago y su conocimiento de las sagradas escrituras.

Los hechos y el tiempo que no encuentra explicación es explicado por la leyenda que sale al paso.

La lucha entre Santiago y nigromante fue durísima, condimentada con demonios y grimorios, pero al final el propio Hermógenes se convirtió al cristianismo, maravillado por la fe inquebrantable del apóstol y por la potencia de sus milagros. En vista de su pureza y poder el rey Herodes Agripa ordena su ejecución pero mientras le conducían al martirio Santiago consiguió cristianizar y bautizar a todos los que le salen al paso, confirmando su capacidad de conversión.

Santiago es degollado y dos discípulos se encargan de recoger su cuerpo Teodoro y Anastasio. De noche y con el cuerpo de Santiago, ambos se dirigen al puerto de Jaffa, donde les espera una embarcación lista para zarpar. La embarcación sin timonel iba guiada por mano divina y navegan durante siete días y siete noches hasta que llegan a Galicia, donde desemboca el río Ulla; y una vez allí acomodan el cuerpo sobre una gran losa de piedra que, milagrosamente se derrite pareciendo como cera y adaptándose a la forma del cuerpo de Santiago. La losa se conserva todavía bajo el altar de la ciudad de Padrón.

Ahora es el momento para encontrar un lugar para enterrar al Santo y estaban en el territorio de la cruel reina Loba, adoradora de ídolos paganos. Los discípulos piden a la reina ayuda para encontrar un lugar apto y digno para el enterramiento pero esta les engaña y los discípulos tendrán que enfrentarse con toros bravos y dragones y hasta serán capturados.

Los discípulos saldrán ilesos de todas las pruebas y hasta logran que la reina Loba se convierta al cristianismo y le done un carro con unos bueyes donde cargan el cuerpo del Santo. Llevan el cuerpo del santo hasta el sitio en el que hoy conocemos la Catedral de Santiago, en Santiago de Compostela y los dos discípulos, a su muerte serán enterrados junto a Santiago habiendo antes convertido al cristianismo a los habitantes de la zona.

Entre los siglos V y IX se desarrolla la veneración hacia todos los Apóstoles y se generalizan sus fiestas progresivamente, que en principio eran solamente locales. En ese tiempo se compilan datos referentes a todos los Apóstoles, en libros litúrgicos tanto de Oriente como de Occidente, en breves calendarios de sus fiestas, breviarios, índices; y recogen datos biográficos como el nacimiento, predicación, muerte, sepultura; o se limitan a dar datos de su martirio y lugar de su muerte.

En cuanto al apóstol Santiago, algunos textos orientales, como también la Passio latina, hablan de su predicación en Judea y Samaria; y los actos griegos, coptos y etiópicos afirman la predicación a los judíos de la Diáspora.

Algunos textos latinos añaden la predicación en la Penísula Ibérica como el Breviarium Apostolorum ex nomine ubi predicaverunt, orti vel obiti sunt, que circula por todo el Occidente desde finales del s.VI o comienzos del VII.

El texto hispano de comienzos del s. VII, De ortu et obitu Patrum qui in Scriptura laudibus efferuntur, muy difundido también por Occidente como obra de San Isidoro de Sevilla, dice en la reseña biográfica dedicada a Santiago (cap.71): "...Spaniae et occidentalium locorum Evangelium praedicavit et in occasum mundi lucem praedicationes infudit".

San Aldhelmo de Malmesbury (Inglaterra), a fines del s.VII, en el poema dedicado al altar de Santiago dentro de una basílica dedicado a los Doce Apóstoles, señala la predicación en España: "primitus hispanas convertit dogmate gentes".

Textos sobre predicaciones de los Apóstoles por todo el mundo y de su distribución geográfica según su prédica, asignan España a Santiago, tales como los de San Isidoro de Sevilla, San Beda el Venerable, San Beato de Liébana...

El himno a Santiago O Dei verbum, de la Liturgia hispana (s.VIII, reino de Asturias), asigna también España al Apóstol como tierra de misión, donde preside, dando cumplimiento a la petición de que los Zebedeos estuviesen a derecha e izquierda en el Reino de Jesús: Juan en Asia, Santiago en Hispania.

Después del siglo XI posee universalidad en la Iglesia la creencia en la predicación de Santiago en la España Occidental, que se extiende también por Oriente.

Aunque la Passio y otros Actos e Indices, de acuerdo con Hch 12,2 ponen la muerte de Santiago bajo el podermandato de Herodes y la sitúan casi siempre en Jerusalén, añadiendo algunos "ibique sepultus est", es notable que no haya noticia de un culto sepulcral, al menos duradero, en Jerusalén ni en otro lugar de Palestina.

De ortu et obitu Patrum, el Breviarium Apostolorum y otros textos, incluso textos orientales, señalan como lugar de la sepultura de Santiago un lugar designado por dos vocablos que presentan variantes en los manuscritos:

a. Acha o Achi (Aca - Aci) o Achaia (en copias tardías, Arca, Arce).

b. Marmarica (o Marmorica).

A partir de este tiempo, en los ss.VII-VIII, Santiago comienza a tener iglesias dedicadas y la veneración de reliquias en Galicia, Francia e Inglaterra. En la primera mitad del siglo IX se manifiesta un culto intenso y creciente al Cuerpo de Santiago en Galicia, cuya presencia allí presupone un traslado.

El lugar de Galicia en que recibe culto el Cuerpo de Santiago se denomina en la abundante documentación local de los ss. IX-XI Arcis, o Archis, Marmoricis o Marmaricis, sin que pueda establecerse ninguna dependencia literaria con los textos antiguos.

El hecho de la localización del Cuerpo de Santiago en Galicia, anterior a las leyendas explicativas, admitido con naturalidad por la Iglesia, sería inexplicable sin datos precedentes que permitiesen relacionar con Galicia una sepultura que los textos de los Hechos y de la Passio inducirían necesariamente a situar en Palestina.

Traslación en el siglo I como suponen las narraciones medievales es posible y no se opondría la edad del edificio sepulcral. Por otra parte, la traslación del siglo IV en adelante, con o sin etapas intermedias, en tiempo próximo a la mención del Arca Marmarica, sería congruente con la abundancia de traslados de otros santos, con las adaptaciones del edificio sepulcral, con la cronología litúrgica que establece como fiesta del santo el 25 de Julio.

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