Se conoce bajo el nombre de Priscilianismoste al conjunto de doctrinas promovidas por el ibérico Prisciliano.
En general sus doctrinas son trinitarias y se alinearon a las teorías del sabelianismo y en materia cristológica al apolinarismo.
Desconoció la revelación contenida en los libros canónicos de las Sagradas Escrituras como definitiva, aceptando como tales a los "apócrifos".
Consideró y rechazó como malvada toda influencia material del mundo y esto lo llevó a promover la abstención en el matrimonio y en su caso, de la procreación.
Según él en el clero debía regir la disciplina monástica, motivo por el que fue acusado de maniqueísmo, aunque logró el apoyo de varios obispos, que lo consagraron obispo de Avila.
El priscilianismo no tuvo una gran influencia en su época, ni se extendió de la manera en que lo hicieron otras herejías contemporáneas, pero si fue lo suficientemente importante como para que sus doctrinas merecieran la condena en el sínodo de Burdeos (384), que fue convocado por el emperador Máximo, donde Prisciliano fue condenado a muerte.