Movimto del siglo
XIV iniciado por el sacerdote inglés, John Wiclef (1324-1387), predicador
de Lutterworth, párroco de Fillinghan y profesor de teología en
Oxford. Escribe obras diversas entre las que destaca el ´Triálogus’
(1382), donde volcó sus ideas reformistas principales, fundamentalmente
dirigidas contra las costumbres del clero,
la posesión de bienes y los desórdenes del papado
durante el ‘Gran Cisma’ de occidente.
Perseguía la existencia de una
Iglesia espiritual, acusando a la Iglesia Católica de ser ‘la
sinagoga de Satanás’ y ‘cuerpo
del anticristo’.
Rechazó
la validez de toda autoridad temporal o espiritual que no
estuviera en estado de Gracia, pues creía que el poder sólo podía
ser ejercido por delegación divina.
Entendía la Biblia como única
regla de Fe de los creyentes y rechazó disversas doctrinas y enseñanzas como:
. la
presencia real de Cristo en la Eucaristía,
. la existencia del purgatorio,
. el celibato de los sacerdotes,
. la supremacía papal,
. el culto a los
Santos,
. los votos monásticos y
. el sacramento de la confesión.
Creía en
la doctrina de la predestinación, afirmando que desde toda la eternidad,
el hombre se encontraba predestinado para la salvación (elegidos) o la
condena (réprobos).
Extrovertido y violento predicador, muchas de sus doctrinas fueron retomadas por los reformadores del s. XVI, motivo
por el que solían llamarlo con el sobrenombre de ‘la
estrella matutina de la reforma’.
Wiclef propuso
confiscar los bienes de los pecadores con el pretexto de que el
derecho de propiedad estaba fundado en la gracia divina, doctrina que fue
rápidamente apoyada por los ávidos
de bienes ajenos, la idea cundió entre nobles y eclesiásticos.
Durante el concilio llevado a cabo en Canterbury (1382) fueron condenadas
10 de sus proposiciones y consideradas peligrosas 14 de ellas, decidiéndose
la suspensión de la titularidad en la cátedra que ocupaba en Oxford. Apeló tal decisión ante el Parlamento inglés, logrando su
rehabilitación, previa exigencia de una ortodoxa confesión de Fe aunque muchos
creen que no fue del todo sincera.
Tras su muerte (1387), 45
errores fueron condenados en el concilio ecuménico de
Constanza (1414-1418), convocado por el papa Gregorio XII (1406-1417),
condena que fue reiterada por el papa Martín V (1417-1431) mediante el
dictado de las bulas 'Inter Cunctas’
e ‘In eminentis’.